Bury AFC: Alive and kicking

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Sobre la hora el Bury AFC ganó 3 – 2 el primer partido liguero de su historia.

Mientras que el Bury FC hoy solo existe en un pedazo de papel, este fin de semana el equipo formado por sus hinchas debutó oficialmente en la North West Counties League.

El 27 de agosto de 2019 una firma bastó para que 134 años de historia desaparecieran en un segundo. Si bien el Bury FC era uno mas de los tantos clubes del ascenso ingles que había atravesado dificultades financieras a lo largo de la ultima década, su crisis terminal llevo a que la EFL dictamine su expulsión definitiva de la competición después de que la institución no se pudiera presentar en los primeros cuatro partidos de la temporada 2019/20. Los Shakers, que tan solo unos meses antes habían ganado en la cancha el ascenso a la League One, perdían mas que la categoría en el escritorio.

Ocho meses antes el panorama era totalmente opuesto. Después de un dubitativo comienzo que incluyó tres derrotas y un empate en los primeros cinco partidos de la League Two, el 1 de septiembre la escuadra dirigida por Ryan Lowe derrotó 3 – 2 como local al Morecambe e inició una racha positiva que lo llevaría a pelear por el ascenso a la tercera categoría. Aunque por esos días las dificultades financieras del Bury ya era acuciantes la llegada de Steve Dale como nuevo propietario ilusionaba a los hinchas que esperaban que el buen momento futbolistico se traslade a la oficinas. Dale, quien compró el club a su antiguo dueño por la irrisoria suma de 1 libra esterlina y pagó al fisco británico una cuantiosa suma de dinero para evitar el proceso de liquidación, fue presentado como un exitoso empresario que llegaba al club para darle seguridad financiera e inversiones a largo plazo. Resulta curioso que la EFL, con toda su reglamentación tendiente fair play económico, no haya reparado en que el nuevo dueño tenia mas de 30 quiebras en su historial.

Aunque los resultado positivos en el campo de juego enmascaraban los problemas, para fines de marzo del 2019 se hizo evidente que el club iba a sufrir algún tipo de sanción debido a su mala administración. Ese mes los jugadores y demás empleados del Bury FC no cobraron sus sueldos y uno de los acreedores, cansado de no recibir respuestas a sus reclamos, presentó en los tribunales el pedido de quiebra. Steve Dale – quien apenas había estado un puñado de veces en la ciudad desde que se hizo cargo – aseguró a la HMRC (HM Revenue and Customs) que en un lapso no mayor a siete días las cuentas comenzarían a ser saldadas. Para ese entonces la EFL ya miraba de reojo el asunto.

Debido a que la petición de quiebra fue puesta en suspenso hasta el final de la temporada, el equipo pudo completar el torneo y sellar su ascenso a la tercera división, pero la crisis económica asomaba como un escollo insalvable de cara al futuro inmediato. En abril el propietario puso al equipo en venta bajo la excusa de que los problemas eran mucho mas profundos de lo que había creído, mientras que la HMRC aprobó un plan de «contingencia» que permitió poner en pausa el proceso de liquidación y ganar tiempo a la espera que apareciera un comprador de ultimo minuto.

Ante este panorama tan sombrío y la perspectiva de uno incluso peor (el Bury comenzaría la nueva temporada con una deducción de doce puntos) no fue extraño que se iniciara el éxodo de figuras. Tanto el entrenador como los principales jugadores que lograron el ascenso dejaron el equipo poco antes del inicio de la nueva temporada. Para colmo, la English Football League le exigió a Dale que antes del 29 de junio – fecha del debut en la tercera categoría ante el MK Dons – presentara un plan de acción detallado y pruebas fehacientes que mostraran la liquides de la institución, algo que a estas alturas nadie podía asegurar. Con el pasar de los días quedó claro que el dueño no le importaba garantizar la supervivencia de la escuadra y se permitió incluso rechazar una oferta que hubiese salvado al club.

Curtis y sus colegas mantienen el Gigg Lane debido a una combinación de amor, orgullo y esperanza. Un nuevo propietario podría necesitarlo algún día.
Desde agosto de 2019 el estadio Gigg Lane del Bury FC permanece cerrado. Solo el cuidador va una vez por semana para recortar el césped

Finalmente, el 27 de agosto a las 23:00 hs el Bury FC se transformó en el primer equipo expulsado de la competición desde 1992. De nada sirvió una oferta de ultima hora de un consorcio brasileño, 134 años de historia – que incluían dos Copas FA ganadas a principios del siglo XX – se habían ido por el desagüe. El día después fue lo mas parecido a un velorio con simpatizantes de los Shakers que se acercaron a las puertas del estadio Gigg Lane para dejar alguna ofrenda o simplemente llorar en silencio. En esa misma jornada todos los integrantes del plantel profesional, el cuerpo técnico y 140 futbolistas de la academia del club quedaron en libertad y los empleados administrativos se consideraron despedidos.

En los meses posteriores hubo intentos de ser readmitidos en la League Two o en la National League, pero en ambos casos las peticiones fueron rechazadas de forma unánime. Al día de hoy el Bury FC es una cáscara vacía, un club fantasma que solo existe en un papel y en el recuerdo de sus hinchas. Acaso la única prueba de que el club sigue con vida es el jardinero Mike Curtis quien sigue yendo a Gigg Lane todas las semanas a cuidar el cesped con la esperanza de que si algún día los Shakers vuelven a jugar podrán hacerlo sin problemas en su estadio.

Soy quien no ha de morir

En los meses posteriores al cierre, muchos fanáticos siguieron yendo a los pubs cercanos como hacían todos los sábados de partidos, pero ahora no los motivaba la esperanza de conseguir un resultado positivo sino el dolor compartido de haber perdido una parte muy importante de sus vidas. Entre cervezas y lagrimas recordaban las páginas mas gloriosas de su amado Bury FC y maldecían al futbol moderno que, en nombre del vil metal, los había condenado al olvido. Fue en esas reuniones de catarsis donde surgió la idea: ¿Y si revivimos nosotros mismos al club? En diciembre de 2019 trecientos fanáticos decidieron crear su propia institución de las cenizas del extinto cuadro y la bautizaron Bury AFC. Ahora bien, a diferencia de otros clubes como el FC United of Manchester o el Wimbledon AFC el nuevo cuadro no nació de una controversia o una mudanza, y por esta razón la mayor parte de los hinchas le prestaron su apoyo inmediato al proyecto.

Debido a que se trataba de un nuevo equipo, no podía ingresar directamente dentro de la estructura de la EFL por lo que debió bajar hasta el fondo del sistema de la National League, mas precisamente en la segunda división de la North West Counties League (décima categoría). Con el campeonato ya comenzado los nuevos Shakers fueron aceptados para disputar recién la temporada 2020/21, por lo que la escuadra tendría casi un año para prepararse. Durante ese tiempo – que se extendió mas de la cuenta por la crisis global del coronavirus – el Bury AFC se dedicó a reconectarse con la comunidad que supo acoger a su antecesor, pero volver a competir era solo el comienzo.

Uno de los principales proyectos es el de crear una academia juvenil dentro de los primeros tres años de vida para así no solo autoabastecerse de futbolistas, sino también comenzar a vender talento y lograr el crecimiento económico. De hecho, el objetivo de máxima de los directivos es que en 2034 el club esté jugando nuevamente en la estructura de la EFL y que lo esté haciendo en el Gigg Lane. Pero empezar un club de la nada no es una tarea para nada sencilla. Una vez que la escuadra fuera establecida y aceptada para jugar en su nueva divisional, la junta debía conseguir un entrenador, jugadores y hasta un estadio en donde hacer de local. La caída en desgracia del Bury FC había recibido atención tanto de los medios ingleses como del resto de Europa y fue por esa razón que cuando se anunció la creación del Bury AFC la oficina del club recibió mas de 750 aplicaciones para ocupar el cargo de entrenador.

El elegido fue Andy Welsh, un ex-jugador con amplia experiencia en clubes del ascenso (y un breve paso en la MLS) que venía de entrenar al Osset United. En cuanto a los fichajes, desde el comienzo la directiva sabia bien que en esta primera temporada no habría demasiado dinero para invertir por lo que había que afinar el ojo lo mejor posible para encontrar jugadores adecuados. El primero en ser anunciado fue el escoces Andy McWilliam, un mediocampista ofensivo que además de ser futbolista part-time – venía de jugar en el Totton de la Southern League – también trabaja en la academia del Manchester United. En cuanto al estadio el Bury AFC llegó a un acuerdo para hacer de local en la cancha del Radcliffe FC, otro equipo del Gran Manchester.

Después de mas de 12 meses de espera el gran día finalmente llegó este fin de semana. Jugando de local (y ante una cantidad de público interesante dadas las restricciones por el covid-19), el Bury tuvo su debut liguero con una trabajosa victoria 3 – 2 frente al Steeton AFC. En un partido igualado que parecía decantarse para el rival después que este anotara el 2 – 1 a tan solo cinco minutos del cierre, los Shakers pudieron torcer la historia en tiempo adicional gracias a un doblete de Tom Greaves. Sin dudas la manera perfecta de demostrar que – al menos en espíritu – el Bury FC sigue vivo y pateando.

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